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17 agosto, 2017

EUFORIA 2017

SI TE MANDO YO, NO VAS.

Imagino que muchas son las cosas que nos diferencian de los animales, yo creo que una de ellas es la necesidad que tenemos de poner a nuestros cuerpos y nuestras mentes en situaciones límite,o al menos en situación incómoda y sacar con ello un momento de disfrute, de descarga de adrenalina y endorfinas, de EUFÒRIA.

Bueno, igual no es un aspecto común a todos los humanos, pero seguro que al menos de los humanos que están leyendo estas líneas.

Mi manera, nuestra manera, de generar estos momentos de felicidad y porqué no decirlo, gloria personal, es marchar a Andorra y hacer un ultra trail de 233 km, 20.000 metros de desnivel  positivo(y otros tantos de desnivel negativo, ¡que parece que bajar no cuenta!).

Así en números parece una salvajada, pero si rascas para obtener características más detalladas de la carrera sabrás que se suben 5 picos por encima de los 2900 metros, 32 picos o collados de entre 2500 y 2900 metros, 4 bases de vida a lo largo del recorrido…ya no suena como una salvajada, suena un poco a locura, verdad? Pues eso es precisamente lo que buscábamos las alrededor de 90 parejas que nos juntamos en la línea de salida con las típicas dudas de los momentos previos, estaré a la altura, llevaré la ropa adecuada, lo lograré…igual que en las primeras citas de nuestra adolescencia, esas mariposillas en el estómago, esos nervios que todos tenemos, aunque queramos convencer a los demás y a nosotros mismos con esa pose de seguridad, en la línea de salida estábamos todos con sueño pero los ojillos abiertos como niños ante su primer día en un colegio nuevo. Es tiempo de ver caras conocidas, saludos, fotos…cada uno espanta sus temores como mejor le parezca. Hasta que dan la salida, entonces estos temores se desvanecen y te afloran otros sentimientos, se te pone la piel de gallina, cae alguna lagrimilla que tratas de retener en los párpados, se te hincha el pecho… nadie, ni la mujer o el hombre más frío e imperturbable puede contener la emoción de una salida como la de Ordino, con las gentes del pueblo jalonando las calles , aplaudiendo a los valientes incautos, haciéndote ir corriendo más rápido de lo que puedes, pero esa es nuestra manera de agradecer los ánimos, darlo todo, no bajar la cabeza, sonreírles y devolverles los aplausos,¡qué menos!

El recorrido es alta montaña, es Pirineo puro y duro, con canchales próximos a los collados cimeros y grandes bloques para alcanzar las cimas, crestas donde puedes ver una hilera de montañas inabarcable, vistas abajo al fondo del valle, son momentos de Euforia, de pararte unos segundos brazos en jarras y asimilar dónde estás, de dónde vienes y a dónde vas. Cada amanecer es un cambio de chip en la cabeza, olvidas las penurias de las últimas horas de madrugada y el calor que te va dando el sol mañanero va cargándote las baterías, somos como placas solares, por las noches la oscuridad, el sueño y el frío pueden ir gastándote las fuerzas, aunque bajes el ritmo y vayas tranquilo, pero por el día te va dando el calorcito, te espabilas y afloran de nuevo las energías. Estas carreras tan largas en las que empleas varios días son una sucesión de muertes y resurrecciones, de bajonas y subidones, de “quién me mandará a mi meterme en estas historias con lo bien que estaría en la playa tomando el sol y una cervecita” a “madre del amor hermoso qué amanecer, me quedo aquí a vivir”. Cuando ya has hecho varias, hasta los momentos malos se agradecen, te ponen en tu sitio, los disfrutas porque, al menos yo, los uso para darle vueltas en la cabeza a todo tipo de cosas, es cuándo me organizo la vida, me planifico lo que queda de carrera y hago mi balance de daños. En cambio cuando estás de subidón a mi sólo me apetece darle caña al cuerpo, llegar rápido al collado o al pico, con el corazón en la boca y las piernas con tembladera, bajar con prisa y disfrutar del momento, esa sensación de poder estar horas a ese ritmo corriendo trotando o caminando, nadie te puede parar, aunque en realidad se acaba, porque la bajona no perdona.

Las 4 bases de vida, distanciadas en unos 50/40 km entre sí, eran pequeñas metas, mi pareja y yo nos planteamos la carrera en varias etapas, cada etapa era una base de vida, de esta manera nos engañábamos para que no pareciera tan larga, que nos quedaba tanto, y a nosotros esto nos funciona. En la base de vida nuestros movimientos eran: ducha; masaje o podólogo; comer; comer; comer; echar cabezadita; ponernos ropa limpia; continuar la carrera.  Hay parejas que están menos tiempo en las bases de vida y otras que más, cada uno tiene su estrategia que mejor le va, nosotros solíamos estar un par de horas en cada base de vida, que para ir con el objetivo de terminar la carrera es más que suficiente. Mi opinión es que merece la pena invertir tiempo en un masaje, que te curen los pies, ducha y sobre todo comer bien y abundante. Lo de dormir  en las bases de vida ya no lo tengo tan claro.

Cuando hablo con gente sobre estas carreras la primer pregunta que hacen es siempre sobre el tema dormir, cómo lo hacemos, cuánto, dónde. Yo creo que lo mejor es aprovechar para dormir por las noches y donde pilles. Claro que el donde pilles es muy genérico y a veces no pillas nada. Por la noche creo que es mejor porque es cuando el cuerpo pide dormir y además le quitas tiempo a la noche que siempre cunde menos en marcha. Eso sí, si te viene una crisis de sueño, sea la hora que sea, creo que un microsueño de 10 minutos es la solución, cierras los ojos, te relajas, no necesitas una cama ni nada, en cualquier lugar te puede sentar o tumbar y dejarte caer al vació del microsueño. ¡Sienta genial!

¿Y cómo se entrena? Se entrena como cualquier otra carrera, la parte de las piernas con series, tiradas largas, haciendo montaña, alargando un poquito más las tiradas largas…y la parte de la cabeza…no sabría qué deciros, pero creo que va muy bien hacer travesías de montaña, irte  varios días con la mochila saco, camping gas y dormir en el monte. Si eres terco y cabezón de serie, tienes ya un camino hecho.

Cualquiera puede hacerlo, no se necesitan unas condiciones especiales, solamente que te guste correr, no te importe pasar calor, frío, ir con los pies mojados, sufrir alguna que otra ampolla, algún dolor de rodilla más o menos pasajero, a veces pasar sed, hambre a ratos, soportar subidas interminables, bajadas empinadas que te ponen las rodillas como si estuvieras apoyado en una cama de faquir…y que sabiendo de antemano que todas estas cosas las vas a padecer, en realidad, en tu fuero interno, es lo que buscas. Porque son estas cosas las que te hacen disfrutar y todo esto lo compensan las pildoritas de Euforia que se esconden por el recorrido, por collados, por cruces de ríos, por valles kilométricos, ibones de montaña, cruzando neveros en el mes de julio. Tienes que ir con los cinco sentidos bien alerta y receptivo, y así sacarás disfrute del esfuerzo y de todos los momentos malos.

Yo si no llegara a meta con las piernas muertas, dolores varios, despeinado y ojeroso, no llegaría totalmente satisfecho.

Creo que somos adictos al sufrimiento, pero porque ese sufrimiento nos revuelve el cuerpo igual que cuando nos enamoramos. Adictos a la Euforia de las cimas.

 

Por Roberto Sanz, Corredor de ultradistancia.